sábado, 19 de septiembre de 2009

Moncholo

... ellos continúan desparramados en la cama.

Él prende un faso y, compartiéndolo, le dice:

- ¿El último?.

- Sí, una seca y listo - contesta ella, loca de amor, jamás le diría que no.

Pasaron dos vueltas más hasta que él descarta el cigarrillo.

Al rato, ella... colgada de una liana, exclama:

- ¡ Qué buen efecto !. ¿ Cómo lo hiciste ?.

Y esas fueron sus últimas palabras, los dos, quemados, disfrutando la eternidad...

1 comentario:

Omar Valenzuela dijo...

Los tres puntos del final se conectan con los tres puntos del principio... es una historia trágica de un amor que contiúa y se repite hasta la eternidad.