Se abrieron los puertos, se abrieron las rutas,
Se abrieron las venas de la América profunda.
Derramaron su sangre los mártires...
Se esfumó la riqueza
y se perdió la franqueza.
Reinó la hipocresía
y le rendimos pleitesía.
El efecto derrame no contaba
con el efecto esponja
de las élites autóctonas.
Dedicado a Milton Friedman y al Consenso de Washington. Diciembre 2001
martes, 9 de octubre de 2007
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